Con todos los avances en tecnología de iluminación, hemos entrado en una nueva era en la que tenemos más opciones de calidad para iluminar nuestros espacios que nunca. Y la verdad es que, a pesar de todo su éxito, la bombilla o ampolleta incandescente tradicional tiene su propio conjunto único de desventajas. En general, las bombillas estándar no son muy eficientes energéticamente y producen mucho exceso de calor debido a su diseño.
En un mundo donde el pensamiento y la acción con conciencia ecológica son cada vez más comunes, tanto las marcas de iluminación como los consumidores están recurriendo a diseños de bombillas más nuevos y eficientes, como las bombillas de luz LED. Actualmente, las bombillas LED son las bombillas más ecológicas y de mayor eficiencia energética que encontrará en el mercado.
Si bien la tecnología LED existe desde la década de 1960, la capacidad de estos increíbles dispositivos ha superado lo que parecía imaginable. Al principio, los LED solo podían producir una luz roja tenue que se usaba mejor para dispositivos electrónicos pequeños como controles remotos y calculadoras. Hoy en día, las bombillas LED pueden producir una gran cantidad de colores en un rango de temperaturas.
¿Cómo funciona una bombilla LED?
Una bombilla LED produce luz al pasar la corriente eléctrica a través de un material semiconductor, el diodo, que luego emite fotones (luz) a través del principio de electroluminiscencia.
Básicamente, esto significa que un material (en este caso, el diodo) arroja luz cuando se le aplica energía. Los electrones saltan de un lado (un lado lleno de electrones) a otro (un lado deficiente en electrones) a través de una unión (la "unión p-n"). Piénselo de esta manera: cuando se aplica energía a la unión p-n, el lado que carece de electrones quiere llenarse con los electrones cargados del otro lado, y cuando se aplica energía, los electrones están ansiosos por moverse. Durante este proceso, se crea la luz.
Por el contrario, una bombilla de luz incandescente funciona haciendo pasar electricidad a través de un pequeño cable o filamento. La resistencia eléctrica del filamento hace que se caliente tanto que brille y produzca luz.
El hecho de que las luces LED no dependan del calor para producir su luz significa que funcionan más frías y son mucho más eficientes energéticamente que una bombilla incandescente.
Uno de los beneficios de esta energía es la eficiencia energética ya que las bombillas LED no pierden tanta energía en forma de calor como las bombillas incandescentes, por lo que obtienes la misma luz con menos vataje. Además, esto las hace más seguras evitando quemaduras e incluso intoxicación al no contener mercurio como las lámparas fluorescentes.
Las luces LED poseen una larga duración que se puede extender hasta 50.000 horas, mientras que las bombillas incandescentes se queman después de 1.000 a 2.000 horas y las CFL después de alrededor de 15.000. Al mismo tiempo fallan de forma lenta mientras que las bombillas incandescentes se queman en un instante, por lo que te da bastante tiempo para ser reemplazada.
Mucha gente se confunde cuando se trata de potencia. Piensan que tienen que usar una ampolleta LED con exactamente el mismo vataje que una ampolleta incandescente o CFL. Sin embargo, éste no es el caso. Las bombillas LED usan menos vatios que otros diseños para producir una salida de luz similar. Por ejemplo, una bombilla LED de 10 vatios puede producir la misma salida de luz que una bombilla incandescente de 60 vatios. Esto es bueno, porque significa que las LED usan mucha menos energía para crear la misma cantidad de luz. Entonces, cuando reemplaza una ampolleta incandescente vieja por una ampolleta LED moderna, debe optar por un vataje más bajo.
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